Procesionaria del pino: ¿qué hacer ante su contacto con perros?
Con el inminente aumento de las temperaturas, aumenta la probabilidad de encontrarse con la oruga procesionaria (Thaumetopoea pityocampa). Es un insecto de aspecto muy gracioso, que tiene como característica la costumbre de moverse en fila con sus pares, formando un verdadero cordón.
La oruga procesionaria adulta se convierte en una polilla inofensiva, pero en el estado larvario puede ser muy peligrosa para los humanos por los pelos urticantes de la procesionaria.
En algunos casos resulta letal para los animales, especialmente los perros, que se utilizan para olfatear el suelo y morder cualquier cosa que se mueva sobre él.
En su cuerpo, de hecho, hay pelos urticantes, que la procesionaria utiliza como mecanismo de defensa. Cuando el insecto está en peligro, son liberados en el aire y la forma de gancho permite al Procesionario adherirse a la víctima, desencadenando reacciones en la piel, los ojos, las vías respiratorias y las membranas mucosas.
Síntomas de la oruga procesionaria en perros
Un perro que se ha encontrado con una oruga procesionaria muestra inmediatamente sus síntomas:
- Salivación repentina e intensa, frecuentemente seguida de vómitos.
- Notable hinchazón de la lengua, tras la cual comienza el proceso de necrosis de la porción en contacto con la oruga procesionaria, con la consiguiente pérdida de trozos de lengua.
- Evidente estado de debilidad.
- Rechazo de alimentos.
- Síntomas febriles.
Acciones en caso de contacto
Si el contacto es considerable y prolongado las consecuencias para el perro podrían ser fatales. Por esta razón es muy importante actuar lo más rápido posible. Lo primero que hay que hacer es acudir al veterinario, pero puede ser muy útil en la fase de primeros auxilios eliminar inmediatamente los pelos residuales de la oruga procesionaria, lavando la boca del perro.
Control de la plaga
Desde 2008, la lucha contra la plaga de las orugas de procesionaria es obligatoria en varios países. La eliminación de los nidos de la procesionaria es responsabilidad del Cuerpo Forestal o de los profesionales de la lucha contra las plagas, en las regiones de Europa en que así se haya determinado.
Sin embargo, si la planta infestada se encuentra en una propiedad privada, los costos del control de plagas corren a cargo de sus propietarios. Aun así, en estos casos también es recomendable contactar con las autoridades competentes de control de plagas, de manera que se eviten posibles afecciones.